Los reumatismos de partes blandas y el trabajo

Los reumatismos de partes blandas y el trabajo

Dr. José A. Fernández Sánchez
Médico Adjunto de Reumatología. Hospital Central de Asturias

¿Qué son los reumatismos de partes blandas? Esta es una pregunta que seguro en este momento nos estamos haciendo y se hace mucha gente, incluso aquellas personas que los están padeciendo y que por desgracia no han sido diagnosticados o correctamente tratados. Pese a su frecuencia son actualmente una de las partes de la reumatología más desconocidas para todo el mundo, sin descartar la propia sociedad médica. Los reumatismos de partes blandas son aquellas enfermedades reumáticas o síndromes dolorosos regionales cuya causa del dolor y/o incapacidad funcional no se encuentra en la propia articulación sino en intersecciones tendinosas, tendones y vainas tendinosas sinoviales, bursas, ligamentos, fascias y cápsulas articulares. Por decirlo de alguna manera, todo se sitúa en aquellas estructuras que "rodean" al hueso o la articulación. Se trata de un numeroso grupo de entidades, algunas de origen laboral o deportivo y muy frecuentes en la práctica clínica diaria.
Estas enfermedades reumáticas suponen aproximadamente de un 25% a un 30% de las consultas ambulatorias de reumatología. Un ejemplo lo tenemos en las llamadas bursitis o inflamaciones de las bolsas o bursas serosas distribuidas por todo nuestro esqueleto. Sólo ellas tienen una prevalencia de 47,5 casos por 1.000 personas en un margen de edad entre 45 y 65 anos, como es evidente en plena actividad laboral Además, estas enfermedades disminuyen en frecuencia con la edad del paciente, lo que redunda en la importancia de los factores laborales.
Es un estudio epidemiológico sobre enfermedades reumáticas realizado en Asturias se encontró que los reumatismos de partes blandas eran la patología mas frecuente (19,8%) después de la artrosis. Normalmente aparecen sin otras manifestaciones en el resto del organismo. Sus causas pueden ser locales como traumatismos, microtraumatismos o utilización de partes de nuestro cuerpo de forma excesiva o inacostumbrada. De todas formas hay que decir que en ocasiones, su origen es totalmente desconocido. Para el diagnóstico suele bastar con una historia clínica adecuada en la que se incluya una correcta exploración, y por lo general, tienden a la curación espontánea en semanas o, en algunos casos, en meses. El pronóstico suele ser bueno, tras el reposo de la zona afectada y el tratamiento coadyuvante correcto. A propósito del tratamiento hay que decir que los constituyen básicamente los antiinflamatorios no esteroides (AINES) y el reposo. En ocasiones hay que recurrir a las infiltraciones, habitualmente con corticoide, y a la fisioterapia. Raras veces se llega al tratamiento quirúrgico A continuación voy a enumerar algunas de las principales entidades de este grupo, de caracter localizado y con alguna relacion con el mundo del trabajo, y que seguro alguno ya hemos padecido las tendinitis y periartritis del hombro, epicondilitis, epitrocleltis, bursitis (olecraniana, isquiática, etc.), enfermedad de Dupuytren, tendinitis y/o bursitis aquilea, fascitis plantar, síndrome del túnel carpiano en la mano o del tarso en el pie, tenosinovitis de De Quervain, y así un largo número de patologías, la mayoría de no bien conocido diagnóstico o control, pese, como ya he dicho, a su frecuencia.

Esto a mi entender se vería muy facilitado si se contase con la Incorporación de reumatólogos a la Medicina de Trabajo. En cuanto a los aspectos legales sobre enfermedades profesionales existen, dentro de estas, una lista de enfermedades reumatológicas entre las que se encuentran algunos reumatismos de partes blandas (recomendaciones de la CEE de 22 de mayo de 1990 relativa a la adopción de una lista europea de enfermedades profesionales 90/326/ CEE). La importancia de ello estriba en que independientemente de la propia salud del trabajador, las enfermedades reumáticas son las que mayor número de bajas laborales o incapacidades (temporal o permanente) ocasionan, llegando a cifras superiores al 25%. Además en muchas de ellas si se conoce la relación entre la causa laboral y la enfermedad se pueden establecer medidas preventivas para evitarla o, una vez establecida, favorecer su curación o evitar secuelas.
Pese a los más recientes avances tecnológicos todavía existen puestos de trabajo donde se requiere una importante fuerza física o una labor repetitiva con el riesgo de sufrir microtraumatismos durante toda la jornada. Muchas veces la causa principal de estas enfermedades es la incorrecta o la no adecuación del trabajador a un puesto determinado. Por ello se han desarrollado técnicas, aptitudes y disposiciones dentro de los llamados "estudios ergonómicos" para evitar todos estos problemas. Un ejemplo lo tenemos en las adaptaciones ergonómicas de los teclados de ordenadores y máquinas de escribir con reposamuñecas, para evitar la parición de patologías como el túnel carpiano.
Hoy en día la legislación es bien clara en cuanto a todos estos temas y un reflejo de su interés por la prevención y la lucha contra el absentismo laboral, es la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995, de 8 de Noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales).
Para finalizar, decir que los reumatismos de partes blandas son lo suficientemente frecuentes como para conocerlos y tenerlos en cuenta, sobre todo si tienen relación con el tiempo. Medidas preventivas, muchas veces sencillas, y un diagnóstico a tiempo con un tratamiento adecuado evitarían secuelas físicas, económicas y sociales serias, tanto para el trabajador como para la empresa o la misma sociedad.