El lumbago

El lumbago

Dr. Jesús Tornero Molina
Jefe de Sección de Reumatología Hospital Universitario de Guadalajara.Profesor Asociado. Departamento de Medicina. Universidad de Alcalá. Madrid.

El lumbago o lumbalgia es el dolor en la parte inferior de la espalda, en la zona comprendida entre las últimas costillas y las nalgas. En esta zona del cuerpo se encuentran múltiples estructuras de nuestro aparato locomotor que pueden resultar dañadas y producir dolor. Así, nos encontramos en esta región de la columna vertebral con las vértebras dorsales bajas y las lumbares, las articulaciones que existen entre las mismas, los ligamentos y músculos de la región dorsolumbar, y el hueso sacro y sus articulaciones con el ilíaco. Estos componentes se pueden lesionar por golpes y traumatismos (caídas al suelo o desde una altura, accidentes de coche) pero, en muchas otras ocasiones enferman o duelen sin antecedentes de traumatismos.

La lumbalgia es una situación que padecemos con mucha frecuencia, especialmente en el mundo occidental. Sabemos que el 80% de los españoles han padecido alguna vez en su vida de lumbago. En el momento de leer estas líneas debe usted conocer que cerca del 20% de la población está sintiendo dolor en la región lumbar. Esto ocasiona, en primer lugar un gran sufrimiento a la población que lo padece. Pero también tiene una notable repercusión sociosanitaria, por los recursos económicos que se deben aportar para la atención médica de estos pacientes y por la incapacidad funcional y laboral que se deriva. Efectivamente, en un estudio realizado en nuestra área de salud, la lumbalgia y los procesos dolorosos de la columna vertebral ocupaban el primer lugar como responsables de los casos de bajas laborales, y una de las primeras posiciones entre los desencadenantes de invalidez permanente.

¿Cómo tratar el lumbago?

Se ha dicho que el lumbago es el tributo o consecuencia que debemos pagar los seres humanos por la bipedestación, es decir por poder sostenernos sobre 2 extremidades únicamente, frente a los cuadrúpedos animales que necesitan para caminar y correr de sus cuatro extremidades. Sea o no cierta esta aseveración, la verdad es que son múltiples las causas que, en el individuo, pueden dar dolor lumbar.

 

En estos pacientes el estudio clínico no encuentra lesiones. A veces, se molestan cuando su médico o especialista les dice que no encuentra ningún hallazgo. Pueden pensar, y es muy lógico hacerlo, que los demás se creen que están fingiendo una sintomatología. Pero no es así, la causa del dolor está en la excesiva carga a la que se somete la columna vertebral, sin llegar de momento a dañarla. Sería una manera a través de la cual la naturaleza avisa al sujeto de que está abusando de su columna lumbar y superando la capacidad de resistencia de sus materiales, antes de dañarse. Se trata de personas que realizan esfuerzos físicos repetitivos (superiores a su capacidad biológica), en la esfera laboral o en las tareas domésticas. También se puede observar en casos de gran obesidad, con abundante panículo adiposo en el abdomen que tira y tracciona de las estructuras de la espina lumbar. En el embarazo se da esta situación y puede doler la columna, pero la situación suele ser pasajera.

Fuera de estas circunstancias, los principales responsables del lumbago son los trastornos degenerativos de la columna lumbar (artrosis, degeneraciones del disco intervertebral, alteraciones en la alineación de las vértebras). También, especialmente en las personas mayores, y como consecuencia de la osteoporosis, pueden aparecer aplastamientos de las vértebras. Estos últimos pueden aparecer de forma espontánea, tras un mínimo esfuerzo, un golpe de tos o un estornudo. Más raro es que el lumbago se deba a procesos inflamatorios de la columna o a infecciones de la misma. Antiguamente cuando la tuberculosis y las fiebres de Malta eran frecuentes sí que se veían enfermos con dolores de columna por estas razones. Finalmente, siempre se deben tener en cuenta, especialmente en personas con antecedentes de cáncer, la posibilidad de que el lumbago se deba a metástasis en las vértebras, aunque este hallazgo afortunadamente suele ser raro.

En el lumbago debido a la artrosis o a la degeneración del disco intervertebral, el paciente suele tener un tipo de dolor que llamamos mecánico. Este dolor suele estar referido únicamente a la región lumbar. Aparece cuando la persona se pone de pié o camina. Desaparece o se alivia al sentarse o tumbarse, aunque puede doler en la cama cuando se cambia de postura, yaciendo sobre el colchón. Se suele acompañar de rigidez espinal matutina, cuando uno se levanta, que desaparece al moverse en los primeros instantes del día. Se puede notar tirantez y tensión en la región lumbar por la contractura de músculos de la zona. Si avanza mucho la lesión degenerativa de las vértebras, los pacientes pueden tener también dolor en reposo.

El lumbago más frecuente en la persona madura o mayor, es el debido a degeneración del disco intervertebral y/o a la artrosis, puede irradiarse a veces a las extremidades inferiores, sin sobrepasar la rodilla. Esto puede suceder, sin complicarse, cuando se afectan unas articulaciones que existen en la parte posterior de las vértebras (lo que conocemos como articulaciones interapofisarias). Otras veces la irradiación, acompañada de sensaciones sensoriales desagradables (picor, quemazón, hormigueo) se distribuye por el muslo y la pierna, hasta llegar al pie. Entonces hablamos de ciática, o lumbociática.

La lumbociática es un dolor de columna lumbar que se irradia por toda la extremidad inferior, llegando hasta el tobillo o los dedos del pie. Se produce cuando la enfermedad de la columna (artrosis o hernia discal) es capaz de comprimir las raíces nerviosas del nervio ciático. Estas raíces salen de la espina lumbar, por unos agujeros que quedan entre las últimas vértebras lumbares. Como estas estructuras nerviosas recogen la sensibilidad de la extremidad inferior y le envían órdenes para el movimiento, los pacientes tienen síntomas sensitivos y, rara vez, pueden perder la fuerza para algunos movimientos. El trastorno es muy doloroso e incapacitante.

Cuando la artrosis y la degeneración del disco intervertebral son muy intensas, el canal o estuche de hueso que recubre y protege las estructuras nerviosas que van por dentro de la columna se puede estrechar. Esta situación origina la llamada estenosis del canal raquídeo lumbar. El paciente tiene mucho dolor que se le irradia a las dos extremidades inferiores, con sensaciones desagradables en las mismas. Este dolor se alivia cuando flexiona hacia delante el tronco y la columna, porque con este movimiento, aumenta el diámetro y la capacidad de contenido del canal. Se adopta así una actitud corporal muy característica y, además, el sujeto no puede dormir boca arriba. Se experimenta un dolor muy intenso, cuando se camina una cierta distancia, teniéndose que sentar para notar alivio (no basta con pararse en la marcha). A este hallazgo le conocemos como claudicación (también puede verse en pacientes con problemas de riego arterial en las piernas, pero en estos casos no hace falta sentarse, con estar quieto de pie es suficiente).

El dolor en la región lumbar puede deberse a otras enfermedades que no sean de la esfera reumatológica. Así, por ejemplo, entre otras múltiples causas de dolor lumbar referido desde un origen visceral, los cálculos renales lo pueden desencadenar. También algunas enfermedades del aparato genital femenino. Finalmente, algunos procesos de la esfera psicológica y psiquiátrica pueden dar dolor lumbar. La base para el diagnóstico médico del lumbago es el relato del paciente y la exploración física del médico. Las pruebas de laboratorio suelen ser negativas en las causas más frecuentes del mismo. No obstante, se deben indicar para descartar, si así es preciso, causas inflamatorias, infecciosas o tumorales. La radiografía simple proporciona habitualmente una información útil. La solicitud de pruebas de imagen más sofisticadas (escáner, resonancia magnética, gammagrafía y otras) debe reservarse para indicaciones precisas y en la búsqueda de lesiones predeterminadas, con base en la historia clínica del paciente.

La mayoría de los lumbagos son agudos y se resuelven en menos de 6 semanas, con medidas de tratamiento conservador. El reposo en cama puede ser útil en los primeros días, pero no se debe prolongar más allá del período de tiempo necesario. Desde luego que no es aconsejable en el lumbago crónico. Los tratamientos físicos rehabilitadores pueden resultar de gran utilidad. Entre ellos incluimos, las medidas de aplicación de calor, el masaje, los ejercicios, la natación y el aprendizaje de medidas de higiene postural y laboral. Las fajas y corsés lumbares deben utilizarse con una indicación y objetivos de tratamiento concretos. Su aplicación indiscriminada puede resultar perjudicial.

El tratamiento con medicamentos debe partir del conocimiento, por parte del paciente, de que para las causas más frecuentes de la lumbalgia, no disponemos de terapias curativas. Indicamos, por ello, medicamentos que alivien el dolor (analgésicos incluyendo la morfina y sus derivados si la intensidad del dolor así lo requiere, antiinflamatorios, medicamentos para el componente neuropático del síntoma). La cirugía de la columna lumbar puede estar indicada en determinadas situaciones, especialmente cuando exista compromiso de estructuras nerviosas. El uso de otros tratamiento invasivos (infiltraciones epidurales, radiofrecuencia, catéteres de infusión intraespinal, implantación de electrodos) puede resultar de gran utilidad en pacientes concretos, con lumbago crónico incapacitante, que no ha respondido a otras opciones de tratamiento.

Podemos concluir, de este artículo, que el lumbago es una dolencia muy frecuente entre los españoles. En las personas jóvenes puede ser una señal de alarma, que envía nuestro cuerpo para evitar, en ausencia inicial de daño orgánico, la lesión subsiguiente de la columna vertebral. En las personas que lo padecen por una lesión establecida de la columna vertebral, nuestro consejo consistiría en reducir al máximo los factores añadidos de empeoramiento (especialmente la obesidad) y seguir la terapia indicada por su médico.

Muchas gracias a la Liga Reumatológica Asturiana y a su Presidenta por la oportunidad que me brindan de comunicación.

Un fuerte abrazo a todos los asociados y mi deseo más sincero de mejoría en la situación de su dolencia reumática.